La educación personalizada


 Surge como una modalidad educativa que permite considerar al ser humano como una persona activa, con posibilidades de explorar, cambiar y transformar el mundo que lo rodea, le permite la autorrealización, lo hace tener conciencia de sus potencialidades y oportunidades y quizá lo más importante, trascender. Esta Educación personalizada se basó en las ideas del Sacerdote Jesuita Pierre Faure que daban sentido a los ideales de Padre Teodosio y Madre Bernarda.
El Proyecto Pedagógico de Educación Personalizada Faureano, se centra en el desarrollo de la persona en su integralidad, como un ser singular e irrepetible, social, el desarrollo y la búsqueda de su autonomía y trascendencia, la propuesta de Educación Personalizada del Padre Faure sigue las teorías propias de la escuela pedagógica de Itard, Seguin, y María Montessori. Basando en gran parte en una visión integral del ser humano, y en la necesidad de educar su cerebro o de «aprender a aprender”. Teniendo presente que la Educación Personalizada reconoce a la persona como un ser individual, uno en sí mismo y distinto de los otros, nuestro colegio está llamado a fortalecer una pedagogía que permita desarrollar en el ser humano los siguientes principios:


 a) Singularidad-Originalidad: Potencialidad de ser único e irrepetible; por eso, original – creativo; en lo más profundo de la identidad del ser personal. Desarrollar la conciencia de sí mismo, por la comprensión y vivencia de la llamada personal, a ser único e irrepetible, original y creativo; a descubrir, valorar y desarrollar la capacidad personal de ser, estar y actuar, como persona consciente y responsable. Ser singular es conocerse, desde la realidad biogenética y bio-psicológica
del ser personal hombre-mujer; desde la originalidad del ser único, con sus potencialidades y sus limitaciones; que llegando a una autoconciencia y autoafirmación de sí mismo, pueda desarrollarse desde su personal modelo de ser, hasta sus máximas posibilidades, superando limitaciones. Es la llamada a ser sí mismo, dueño/a de sí, con autocontrol y autoanálisis, autocrítica y auto afirmación a la vez. Es desarrollar la potencialidad de crecer en forma constante: física, psicológica, espiritual, social, cultural y ética, de ser más de lo que se es, a través de superaciones constantes; ser singular es ser capaz de interrogarse e interrogar al mundo, dar respuestas propias, originales, y creativas.


 b) Autonomía: que se expresa en el potencial de ser progresivamente libre; llegar a gobernarse a sí mismo con responsabilidad y compromiso personal. Desarrollar la capacidad de llegar a ser sí mismo, por el aprendizaje de una autonomía humana que es conquista y tarea; que permite hacer opciones, tomar decisiones, tener iniciativas y comprometerse responsablemente consigo mismo y con los demás.
Ser hombre es ser libre: el hombre libremente puede hacerse libre o puede esclavizarse; optando entre la libertad de ser persona, o renunciar a ello. La libertad es ruptura y a la vez, conquista; es disponibilidad y adhesión en responsabilidad. La libertad permite al hombre ser autónomo, ser dueño de sí y de la historia. La libertad capacita a la
persona para elegir, hacer opciones, tomar decisiones, tener iniciativas, comprometerse. Es una libertad en situación o «libertad de llegar a ser – de progresar». Sólo la libertad le permite al hombre ser respuesta, como resultado de una iniciativa. La libertad es llamada «a la autonomía», que hace al hombre autor de sus acciones, en la medida en que éstas son queridas libremente por él.


 c) Apertura: Que se expresa en la conciencia de otro legitimo; es la persona «yo», frente al «tú», que llegando a conocerse, puede suscitar un «nosotros», una sociedad de personas: Amar, creer en el otro, interactuar con el otro, en RESPETO profundo a la alteridad de cada cual. La persona es un ser social. Por la apertura posee la capacidad de ser acogida y ser don, en gratitud y fidelidad creadoras. Por la desposesión, el hombre se encuentra consigo mismo, con los demás, y con Dios. Por ello el hombre, está llamado a dar una respuesta de relación, en el encuentro recíproco.
Para llegar al otro, es necesario poseerse primero a sí mismo, su propia singularidad; y así descubrir el «alter ego» desde dentro; pues, EXISTIR es SER CON LOS OTROS. La persona es interioridad y es objetividad. Es movimiento de interiorización y de exteriorización – un «adentro» y una necesidad del «afuera». En educación, más que en otras vocaciones y misiones, el encuentro debe ser fuerza creadora -con amor- para lograr que el otro sea, apoyando, aceptando, orientando, compartiendo (profesor), por el logro de la autorrealización del otro (alumno). En ese ENTORNO de confianza y respeto, crecerá y se cuidará el verdadero afecto humano.


 d) Trascendencia: Es fuerza que mueve a la persona desde el espíritu, a ir siempre más lejos, más allá de sí misma, en superaciones continuas, al servicio de los demás, y hasta la plenitud infinita de Dios. Desarrollar la capacidad de ir «más allá de sí mismo»; superarse en el despliegue del ser, en interacción con los demás y con el mundo, por el esfuerzo de transformación de la sociedad en que vivimos, a fin de hacerla más armoniosa, más bella, más justa y más verdadera. La realización libre y personal de la dimensión trascendente de nuestro ser, es la vuelta libre y explícita del hombre a Dios, por su comportamiento humano y religioso. La trascendencia es potencialidad de ir siempre más lejos, siempre más alto. Es el devenir humano constante, hacia la conquista de la naturaleza, en la entrega y el servicio a los demás. Este movimiento permanente del Ser en devenir hacia el Ser definitivo, es la búsqueda del ABSOLUTO, su más alta razón de ser y existir sin fronteras, pasando por el Amor al prójimo y de cara a la máxima perfección en Dios.


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